Me han despedido, siento que no valgo.
- Josefina González
- 10 jun 2024
- 4 Min. de lectura
Un despido laboral puede afectar profundamente tu bienestar emocional y autoestima. Descubre cómo un psicólogo puede ayudarte a superarlo.

En el entorno empresarial actual, cambiante y fluido, todos vamos a ser despedidos alguna (o varias) veces, en nuestra vida laboral. Un despido laboral tiene un impacto psicológico profundo, que afecta desde el bienestar emocional a la identidad de la persona.
Algunos de los cambios inmediatos que ocurren en la vida de la persona son:
Pérdida de la rutina diaria: Es el más inmediato, probablemente el día que recibas el despido ya no saldrás a la misma hora de tu lugar de trabajo y al día siguiente no tienes que madrugar. La ruptura de la estructura de tus hábitos provoca desorganización en el día a día, y en algunos casos, comportamientos destructivos como falta de motivación, hábitos poco saludables o dificultades para gestionar el tiempo.
Miedo al futuro: lo que empieza como incertidumbre: ¿qué haré ahora?, ¿cómo pagaré mis facturas?, etc. si se mantiene muchas semanas o meses, se puede convertir en un miedo persistente al rechazo. Además, si la persona identifica algún problema (soy mayor, no sé hablar idiomas, etc.) puede llevar a una parálisis profesional, donde la persona tiene miedo a enviar candidaturas a otros empleos por temor a ser rechazado nuevamente.
Sentimiento de traición, rechazo e injusticia: Si el despido se percibe como inesperado o injustificado, la persona puede generar sentimientos de traición hacia la empresa o superiores, enredarse en pensamientos de venganza y odio y, a futuro, tener problemas para confiar en futuros empleadores.
Pérdida de identidad y autoestima: a veces, el trabajo es una parte central de la identidad de una persona. Al ser despedido, muchas personas pueden experimentar una sensación de pérdida de propósito y valor, lo que puede derivar en una disminución significativa de la autoestima. La persona puede sentirse fracasada o inútil.
Impacto en las relaciones personales: Las relaciones del entorno laboral quedan rotas en un primer momento, pudiendo restablecerse aquellas que eran más íntimas unos días o semanas después. Las relaciones personales se paralizan intentando decidir a quién se lo cuentan y a quien no, quien les entenderá y quien les juzgará de su entorno cercano vecinos, amigos, familia, etc., sintiendo vergüenza o inseguridad. Además, la persona se aísla intentando entender de qué ha ocurrido y este aislamiento afecta a las relaciones interpersonales. Además, puede haber conflictos con la pareja, acentuados por frustración e irritabilidad.
Estrés, ansiedad y depresión: La incertidumbre económica después del despido genera un alto nivel de estrés y ansiedad, la preocupación por cómo, pagar deudas, cubrir las necesidades básicas o mantener un estilo de vida. Esta ansiedad será más elevada cuanto mayor sea la dependencia económica de la familia del salario de la persona despedida. Si esta ansiedad se mantiene en el tiempo, puede desencadenar episodios de depresión, especialmente si la persona siente que ha sido tratado injustamente o no tiene control sobre la situación. Además, la búsqueda de un nuevo empleo es agotadora emocionalmente, puede generar un sentimiento de presión constante, la preparación de las entrevistas y el afrontamiento de nuevos rechazos. La sensación fracaso puede hacer que la persona se retraiga socialmente, y ello agrava el problema.
Los efectos pueden variar en intensidad dependiendo de factores individuales como la resiliencia, el apoyo social y la situación financiera, pero suelen implicar desafíos importantes a nivel psicológico y emocional.
¿Cómo me puede ayudar un psicólogo?
El trabajo con un psicólogo puede paliar el daño emocional que provoca un despido y ayudarnos a trabajar áreas de nuestra personalidad que se pueden mejorar. Se trata de entender qué estamos sintiendo y cómo podemos avanzar de manera más segura y confiada en el siguiente paso.
La comprensión de las emociones: entender lo que sentimos, porqué lo sentimos, ponerles un nombre a nuestras sensaciones corporales y colocar las emociones negativas de manera que no nos paralicen.
La redefinición de metas y expectativas: normalmente el despido es una oportunidad para la reflexión. Se puede utilizar este alto en el camino como un espacio para replantear las prioridades personales o redirigir la carrera profesional, buscando nuevas oportunidades o cambiando de trabajo.
Cambiar patrones de pensamiento negativos: cuando nos sentimos rechazados aparecen pensamientos como “no soy suficiente” o “no voy a encontrar otro trabajo”. Identificar estos pensamientos irracionales y reemplazarlos por otros más constructivos y realistas, y te prepara para afrontar el futuro con más optimismo.
Reparación de la autoestima y la confianza: se debe hacer un balance de lo ocurrido y de la parte de responsabilidad personal que tuvimos en ello. Aceptar que en ocasiones nos equivocamos y recuperar la confianza de cara a nuevas entrevistas de trabajo. Te ayudará a Reconstruir tu autoestima, enfocarte en tus fortalezas, habilidades y logros pasados.
Trabajo de nuevas habilidades: para presentar el currículum o para hacer una entrevista. La asertividad, las técnicas de comunicación verbal y no verbal, el control del miedo y los nervios, etc. también se aprenden.
Acudir al psicólogo después de un despido te ayuda a dar el siguiente paso en tu vida profesional con más seguridad y conocimiento de los que quieres.
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